El Marco para la buena enseñanza es un proyecto creado por el ministerio de educación y el colegio de profesores, en el cual se señala lo que los docentes chilenos deben conocer, saber hacer y ponderar para determinar cuán bien lo hace cada uno en el aula y en la escuela.
Las características fundamentales que plantea dicha modalidad es mejorar de forma trascendente la enseñanza a través de un “guía” capaz de orientar a los docentes jóvenes en sus primeras experiencias, disponer de una estructura para ayudar a los profesores mas experimentados a ser más efectivos en el momento de educar a los alumnos, poseer un marco compartido que permita a cada docentes a enfocar sus esfuerzos de mejoramiento y asumir de forma responsable la complejidad de la profesión, y por último contar con un instrumento que le permita al docente, mirarse a sí mismo, evaluar sus desempeños y potenciar su desarrollo profesional.
Cabe señalar que el proceso de enseñanza y aprendizaje cumple un ciclo bien definido en cuatro dominios, que son los siguientes:
Dominio A: Preparación de la enseñanza. Los criterios definidos en este dominio se refieren tanto a la disciplina que se enseña, como a las características, conocimientos y experiencias de los estudiantes, además el profesor debe dominar la didáctica, organizar los objetivos y contenidos de forma coherente.
Cabe por ultimo señalar que los objetivos que se buscan son coherentes con las evaluaciones que se llevan a cabo en el aula.
Dominio B: Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Se caracteriza por el ambiente y clima de aceptación, equidad, confianza, solidaridad y respeto que genera el docente para que ocurra los procesos de enseñanza y aprendizaje: las altas expectativas sobre la posibilidad de aprendizaje y desarrollo de sus alumnos de parte del profesor respecto a su alumnado, su tendencia a apoyarse en las fortalezas más que en sus debilidades, la valorización de características, intereses y preocupaciones de los estudiantes son ejes orientadores de este dominio.
Dominio C: Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes. La orientación de este dominio tiene que ver con la misión primaria de la escuela: generar oportunidades de aprendizajes y desarrollo de todos sus alumnos.
Cabe señalar que el profesor debe reflexionar sistemáticamente sobre su práctica, debe construir relaciones profesionales con sus colegas y además asume responsabilidad en la orientación de sus alumnos.
Dominio D: Responsabilidades profesionales. La línea unificadora de este dominio tiene que ver con la necesidad de que cada docente tome conciencia sobre las implicancias de que todos los estudiantes pueden aprender, mediante la reflexión, su compromiso y participación en el proyecto educativo del establecimiento y en las políticas nacionales de educación. Además se refiere a aspectos que van más allá del trabajo de aula y que se relacionan con su profesión, con la relación con sus pares, con el establecimiento, la comunidad y el sistema educativo.

Los dominios del marco hacen referencia a un aspecto distinto del proceso educativo. Desde la planificación y preparación de la enseñanza, la creación del ambiente para el aprendizaje, la enseñanza propiamente tal, hasta la evaluación y la reflexión sobre la propia práctica del docente.
Cabe mencionar que los decretos supremos de educación 220 y 232, para la enseñanza media y básica respectivamente, poseen los contenidos mínimos obligatorios (CMO) y objetivos fundamentales (OF), los que deben llevarse a cabo en una institución educativa. La relación que se origina de forma natural entre el “Marco para la buena enseñanza” y los decretos (220/232), es que estos últimos establecen lo que hay que enseñar, y para que se debe enseñar, mientras que el marco para la buena enseñanza establece algunos principios que debe poseer el docente, tales como dominio de la disciplina que enseña, conocer las características de sus alumnos, dominar la didáctica, etc. Es decir el marco esta enfocado completamente en la práctica del docente, y en el como dicho profesor aplica de forma adecuada los contenidos mínimos obligatorios.
Las características fundamentales que plantea dicha modalidad es mejorar de forma trascendente la enseñanza a través de un “guía” capaz de orientar a los docentes jóvenes en sus primeras experiencias, disponer de una estructura para ayudar a los profesores mas experimentados a ser más efectivos en el momento de educar a los alumnos, poseer un marco compartido que permita a cada docentes a enfocar sus esfuerzos de mejoramiento y asumir de forma responsable la complejidad de la profesión, y por último contar con un instrumento que le permita al docente, mirarse a sí mismo, evaluar sus desempeños y potenciar su desarrollo profesional.
Cabe señalar que el proceso de enseñanza y aprendizaje cumple un ciclo bien definido en cuatro dominios, que son los siguientes:
Dominio A: Preparación de la enseñanza. Los criterios definidos en este dominio se refieren tanto a la disciplina que se enseña, como a las características, conocimientos y experiencias de los estudiantes, además el profesor debe dominar la didáctica, organizar los objetivos y contenidos de forma coherente.
Cabe por ultimo señalar que los objetivos que se buscan son coherentes con las evaluaciones que se llevan a cabo en el aula.
Dominio B: Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Se caracteriza por el ambiente y clima de aceptación, equidad, confianza, solidaridad y respeto que genera el docente para que ocurra los procesos de enseñanza y aprendizaje: las altas expectativas sobre la posibilidad de aprendizaje y desarrollo de sus alumnos de parte del profesor respecto a su alumnado, su tendencia a apoyarse en las fortalezas más que en sus debilidades, la valorización de características, intereses y preocupaciones de los estudiantes son ejes orientadores de este dominio.
Dominio C: Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes. La orientación de este dominio tiene que ver con la misión primaria de la escuela: generar oportunidades de aprendizajes y desarrollo de todos sus alumnos.
Cabe señalar que el profesor debe reflexionar sistemáticamente sobre su práctica, debe construir relaciones profesionales con sus colegas y además asume responsabilidad en la orientación de sus alumnos.
Dominio D: Responsabilidades profesionales. La línea unificadora de este dominio tiene que ver con la necesidad de que cada docente tome conciencia sobre las implicancias de que todos los estudiantes pueden aprender, mediante la reflexión, su compromiso y participación en el proyecto educativo del establecimiento y en las políticas nacionales de educación. Además se refiere a aspectos que van más allá del trabajo de aula y que se relacionan con su profesión, con la relación con sus pares, con el establecimiento, la comunidad y el sistema educativo.

Los dominios del marco hacen referencia a un aspecto distinto del proceso educativo. Desde la planificación y preparación de la enseñanza, la creación del ambiente para el aprendizaje, la enseñanza propiamente tal, hasta la evaluación y la reflexión sobre la propia práctica del docente.
Cabe mencionar que los decretos supremos de educación 220 y 232, para la enseñanza media y básica respectivamente, poseen los contenidos mínimos obligatorios (CMO) y objetivos fundamentales (OF), los que deben llevarse a cabo en una institución educativa. La relación que se origina de forma natural entre el “Marco para la buena enseñanza” y los decretos (220/232), es que estos últimos establecen lo que hay que enseñar, y para que se debe enseñar, mientras que el marco para la buena enseñanza establece algunos principios que debe poseer el docente, tales como dominio de la disciplina que enseña, conocer las características de sus alumnos, dominar la didáctica, etc. Es decir el marco esta enfocado completamente en la práctica del docente, y en el como dicho profesor aplica de forma adecuada los contenidos mínimos obligatorios.